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Viko ndií ñuu savi: Fiesta de muertos de la gente lluvia

Manuel Hernández (Ta Safi)

Fotografía: Autor

Para algunas comunidades Ñuu Savi, como en el área de Cochoapa el Grande, en la Montaña de Guerrero, este legado ritual se sigue conservando, la vuelta de los seres queridos que ya fallecieron es de mucha importancia , por eso, las familias que ponen ofrenda a partir del 20 de octubre es porque tienen familiares que recién fallecieron y los reciben consecutivamente durante 3 años más, que en total son 4 años, y después cada familia decide si ponerles la ofrenda el día 24 o hasta el 28 de octubre.

En algunos altares se pueden observar algunos rezanderos, pero en su mayoría predominan los llamados "cantores", son quienes realizan oraciones católicas, este es el resultado del colonialismo y la intervención de la iglesia en las tradiciones culturales de los pueblos mesoamericanos.


El recurso económico para festejar a los seres queridos, proviene de las zonas agrícolas de los estados del norte del país y de Estados Unidos principalmente, en estos días muchos migrantes regresan a sus comunidades para convivir con las almas de sus difuntos, con todas las penurias que encontraron en sus lugares de trabajo, espacio en donde el racismo es normal y donde los bajos salarios reinan. La alegría para ellos es sentir a sus difuntos y que su sacrificio sirva como un grato reencuentro.

Ñuu ndií es la morada de los muertos, que es donde los llaman para que empiece la fiesta de Viko Ndií (la fiesta de los muertos), en estos días, la gente habla con sus muertos y les piden protección, que los cuiden aquí en la tierra para que los respalden en sus proyectos, en los trabajos comunitarios que asumirán, que los protejan y no haya penumbra ni cosas que lamentar.

En la ofrenda, desde temprano se pone almuerzo, a medio día la comida, aquí ponen 7 o 13 tortillas, la familia le pone en la ofrenda toda la comida y bebida que le gustaba a sus difuntos, ponen refrescos, cervezas, cigarros, tortillas echas a mano y frutas, se prenden velas, se amarran los arcos con flores de cempasúchil (Ita Kuaà) y no puede faltar el incienso de copal para purificar de manera simbólica el espacio de la ofrenda.

Fotografía: Autor

Para ir a traer a los difuntos con la comunidad, unos pueblos lo hacen el 24 de octubre, otras el 25 y otros hasta el 28, acompañados de banda de viento, cantores, flores en mano, veladoras y copal.

Muchos de los que ahora les ponen ofrendas murieron de covid 19, enfermedad global que afectó a los más pobres y migrantes, ya que unos volvieron a su tierra en cenizas, como algunos paisanos repatriados de Estado Unidos, en donde fueron cremados, acto que rompe con la visión de los pueblos Ñuu Savi de enterrar a sus muertos de cuerpo presente.


Estos días son de reencuentro y de esperanza, en donde la banda de viento se escuchará para amenizar la convivencia de los muertos y los vivos

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