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La luz y otras Noches de Florentino Solano

Updated: Sep 21, 2021

Hubert Matiúwàa*


“… Pienso que Dios está sentado allá arriba/ en una silla de nubes/ viendo cómo nos astillamos la vida/ y sopla una parvada de cuervos/ que bajan hacia nosotros/ y les ofrecemos el pecho/ a ciegas a oscuras/ porque vienen del cielo.”


Hay lugares en la Montaña de Guerrero, en donde no llega la mirada de Dios y mucho menos de los gobiernos, la metáfora es precisa para referirse a la situación que se vive cotidianamente para acceder a la educación, salud y justicia; los cuervos llegan sólo cuando quieren votos o para tomarse la fotografía para las notas, según sea la política en turno.


Florentino Solano, poeta Ta Savi (hombre de la lluvia), en su libro "La luz y otras noches", despierta la memoria a través de sus poemas, los pone en los ojos de la noche para que nos alumbre el camino a Ñuu Itia ta’nu (Metlatonoc, su pueblo natal), su mirada se queda bajo las sombras y su voz se diluye para hacerse uno con la oscuridad; “Qué te digo: Los jodidos nacieron aquí. / “no somos hijos de la chingada sino de la oscuridad y de la muerte” .

También somos hijos de grandes turbulencias generadas por la deshumanización, el individualismo y la crisis, consecuencias de un sistema utilitarista que nos interna en un mundo de apariencias y de intereses. Florentino como las nubes que se avecinan del norte, anuncia la tormenta de otro pueblo que ha hecho suyo.


Muchos de los nuestros se van a los campos de cultivo a Sinaloa, en donde las condiciones son de explotación, se estima que por cada temporada de cosecha, emigran más de 45 mil personas, dejando pueblos vacíos.

“Me voy de noche”, dijo el padre del poeta, “voy a partirme el lomo en Morelos/ porque aquí no la vamos hacer: el diablo no quiso comprarme el alma. / Si me extrañan alcen los ojos de noche/ Y cuenten las estrellas/Allá estaré juntando peso sobre peso/ Para volver un día/ Y comprarnos un pedazo de cielo/ En este infierno”


“Hoy está clarísimo que callar sobre ciertos argumentos y hacer de la poesía una cuestión solo de técnica, significa sustraerse a un compromiso. Y el silencio en este caso, desde el punto de vista de la sensibilidad moral, es un silencio comprado. Hoy no se puede dejar de verlo; no ver equivale a no querer ver.”[1]


Florentino a través de su lengua de lluvia nos habla de los surcos en donde azota la miseria, él es hijo de inmigrantes no por voluntad sino por necesidad, su voz denuncia, refiere y denota los sentimientos de un pueblo milenario de la Montaña de Guerrero.


En la luz y otras sombras, hay una geografía subjetiva, construida a través de símbolos como la noche, la palabra, la muerte, el silencio, el cuerpo, el amor, la memoria ancestral y el tiempo de lo actual. En la luz y otras sombras, se anuncia el camino para regresar a Ñuu itia ta´nu como la lluvia de verano.


* Escritor en idioma mè'phàà.

[1]Russi, A. (1967). Los años de antialienación del Hermetismo al Neorrealismo. Venezuela.: Ediciones de la biblioteca, Universidad Central de Venezuela.


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